Los recuerdos se desvanecían, uno tras otro, como pompas de jabón o fragmentos de un sueño que se evaporan al despertar.
Patrick Modiano
Porque Madrid, en realidad, no es nada especial. No tiene un gran río. Ni apenas rascacielos. Ni canales, ni lagos. Ni gloriosas ruinas. Ni mar. A Madrid le faltan muchas cosas. Pero tiene la gente por las calles. El rincón inesperado. La variedad. El contraste. La animación constante. Y sus costumbres. Vale la pena levantarse temprano, por una sola vez, para vivir un día la vida de Madrid.